El iluminado


Para la mayoría de la gente no tienen nada de prodigioso actividades tan prosaicas como pasear, observar o escuchar. Cuando decides detenerte y una vez alcanzada esa capacidad de contemplar, en realidad no cambia nada. Todo sigue siendo igual. Lo que ocurre es que entonces el corazón se llena de asombro. El árbol sigue siendo un árbol; la gente no es distinta de como era antes; y lo mismo sucede con uno mismo. La vida no prosigue de manera diferente. Puede uno ser tan variable o tan ecuánime, tan prudente o tan alocado como antes. Pero sí existe una diferencia importante: ahora puede uno ver todas las cosas de diferente modo. Está uno como más distanciado de todo ello. Y el corazón se llena de asombro.

Esta es la esencia de la contemplación: la capacidad de asombro. La contemplación se diferencia del éxtasis en que éste lleva a uno a «retirarse». Pero el contemplativo iluminado sigue observando y escuchando. La contemplación se diferencia de la percepción de la belleza en que ésta (un cuadro o una puesta de sol) produce un placer estético, mientras que la contemplación produce asombro, prescindiendo de que lo que se contemple sea una puesta de sol o una simple piedra.
Y ésta es prerrogativa del niño, que con tanta frecuencia se asombra. Volvamos a sorprendernos.



Me vais a permitir que antes de explicaros la foto os cuente una historia que viene ni que pintada para este tema;

El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: «No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro. Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió. el discípulo.

Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol..., deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos).

¿Qué dices? ¿Que has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?

Bueno ahora la foto, vamos con los datos; ISO 200, 11 mm, f2.8, 60 segundos.

Noche con mucha luz debido al estado creciente de la luna, el cielo tenía poco interés, no había nubes, y con tanta luz pocas estrellas tendría. Como ya sabéis quien me seguís me gustan los cielos azules por lo que configuro en mi cámara un BW cálido (para que la cámara contrarreste con un filtro frió) en esta ocasión 3600 Kelvin, ese árbol con su copa tan redondita me llamó la atención dando un paseo por la tarde por lo que decidí que podría quedar bien por la noche. Como el cielo era tan soso abrí el diafragma a tope para captar el máximo de estrellas posible, calcule la exposición ( como ya os he explicado en alguna ocasión) y enfoque al árbol sin problema.
Hice mi prueba pero no me gusto mucho, el árbol no destacaba mucho del fondo por lo que decidí situarme detrás de el e iluminarlo solo el tronco con mi linterna y un gel CTO, por cierto que me da unos tonos demasiado amarillos,
En edición baje un poco la exposición y le di un toque de contraste con el deslizador mágico de lightromm de claridad e incluso tuve que bajarle algo la saturación.

Bueno espero que os haya gustado, no dudéis en compartir.

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