Castilla, tierra de campos, campos de tierra
Lo que aporta singularidad a los paisajes de Castilla, no es el relieve llano o movido,
sino la luz y los colores, el contraste cromático, la nitidez y transparencia de la atmósfera y especialmente la cambiante imagen de esa composición de paisaje.
Hay varias imágenes a lo largo del día de un mismo paisaje; hay varias imágenes de un día a otro según el estado de la atmósfera; como hay varios paisajes a lo largo del año.
Así, en un día de invierno soleado, por la mañana, cuando el sol empieza a levantar la niebla de inversión formada durante la noche, se empieza a descubrir el color rojo de los campos recién alzados, el verde de los pinos o las encinas; verdes muy diferentes que combinan también de forma diferente con el color de la tierra al mediodía, cuando la luz es fuerte y cae cercana a la vertical, los verdes, rojos, pardos y ocres de la superficies contrastan con el azul del cielo; por la tarde, en el ocaso, la base de las nubes se tiñe de rojo con la luz del sol poniente, mientras se van apagando los verdes y se oscurece el color de la tierra. En verano nos ofrece otra imágen; la mies, el color dorado del atardecer, el rojo del ocaso.....
Pero estoy describiendo sólo la imagen de una parte de Castilla, hay muchas y en cada una la percepción es diferente.
Ciertamente no es un paisaje de tarjeta postal a la moda, ni para turistas de escasa sensibilidad
condicionados por la estandarización de la belleza. Exige un cierto grado de sensibilidad y un
mínimo de cultura para entenderlo y valorarlo.
ISO 200, 15 mm, f/8, 1/50 seg.
ISO 200, 12mm, f/10, 0,8 seg.
ISO 200, 28mm, f/6,3 1/400 seg.
ISO 200, 12mm, f/5,6, 30 seg
Esta última esta tomada recién oscurecido e iluminada con linternas.
Tú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo, Tierra nervuda, enjuta, despejada, madre de corazones y de brazos, toma el presente en ti viejos colores del noble antaño. Con la pradera cóncava del cielo lindan en torno tus desnudos campos, tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro y en ti santuario. Es todo cima tu extensión redonda y en ti me siento al cielo levantado, aire de cumbre es el que se respira aquí, en tus páramos. ¡Ara gigante, tierra castellana, a ese tu aire soltaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo desde lo alto!
Miguel de Unamuno
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